
Y voy subiendo, subiendo cada vez más, una sonrisa se aproxima, y mis brazos se elevan para recogerla, pero la gravedad nos deja flotando en lo infinito, en lo incierto. Me quita el aliento, y caigo sobre las nubes, sin dejar rastro... se ha ido. Una sensación de vértigo inunda mi mirada, cuando percibo que voy cayendo, las yemas de mis dedos se van quemando con el intenso frió en picada. Luego de eso, todo es calma, ni felicidad, ni penurias, solo el reflejo, de lo que desde un principio, fue, y quiso desenmascararse.